Los vivos, los amantes, los rebeldes, los locos, los luchadores, los pasionales, los sensibles, los mágicos.

viernes, 18 de mayo de 2012

Le monde est á nous

Los Lunes y los Martes despuntaba el alba en inglés. Iba a una academia de pijos con sede en Gran Vía y práctica en Plaza de España. Me enrolé ahí por un timo. Un día me llamaron - ni siquiera sé de dónde pudieron sacar mis datos-, me ofrecieron una vacante y aparecí con mi mejor sonrisa. Un tipo cuarentón y medio calvo, con mirada de pervertido y de avaricioso tiburón, se intentaba ligar a mi madre mientras yo hacía la prueba de nivel. Casi sin darnos cuenta, ambas firmamos los papeles y nuestra cuenta bancaria perdió 7.000€.
Así que iba al edificio de Plaza de España casa semana, sin agobiarme por la puntualidad. El personal recelaba de mi descaro y mis compañeritas pijas de clase lo hacían de mi ropa desgastada. Todos eran una panda de estirados asquerosos. Sé que me veían como a una intrusa altiva e idiota. Pero, por primera vez en mi vida, me importaba una mierda lo que pensaran de mí. Con el precio que me hicieron pagar por la matrícula, deberían comerme el coño todos. La prepotencia del dinero.
Lo único que me gustaba del Cambridge era Stuart, mi profesor de conversación. Chaval londinense, rubio engominado, con un pendiente en el límite de su cartílago y una sonrisa de niño travieso manchada. Stuart había recorrido medio mundo. Nos contaba sus anécdotas de viajero durante las clases, pero también sus borracheras salvajes los Sábados por la noche en Madrid. Poco a poco descubrí que tenía un ingenio especial para el humor negro. También que adoraba el british punk y las películas de drama social. Un día, hablando de cine, me confesó que le encantaba La Haine. Acto seguido mojé mis bragas. Yo le dije que sentía una especie de fanatismo por La Naranja Mecánica y El Padrino. Y su mirada cambió. Cuando tocábamos otro topic y mis compañeras se reían de su propia ignorancia, Stuart me miraba buscando la respuesta correcta, y yo se la proporcionaba. Él giraba sus ojos y susurraba, aliviado, "thank you". Luego me decía, medio en broma medio en serio, que era su alumna favorita.
Un día tuve que cambiar una clase por culpa de los exámenes de Febrero. Sabía que no vería a Stuart, aunque ya me había resignado a su repentina desaparición hacía un mes y a aguantar a Caroline, una maruja americana xenófoba.
Serían las seis menos algo y me estaba fumando mi piti rutinario antes de entrar a clase. Entonces vi a un rubio trajeado discutiendo con un morillo en chándal. Se dio media vuelta. Era Stuart. Dibujó una sonrisa al verme y se sentó conmigo en el banco.
-¿Qué haces aquí?- dije señalando al tipo con el que discutía.
Stuart soltó una carcajada limpia.
-Pillar marijuana- respondió chapurreando español por primera vez-. ¿Quieres?
-No puedo. Tengo tutoría.
-No te preocupes. Hoy soy yo tu tutor. Come on, chick! It'll be funny.
Nos reímos a coro. Le di un cigarro y se lió un canuto magistralmente. En diez minutos entramos a la academia con la boca en "ese" y los ojitos rojos. Stuart se acercó a la chica de recepción y le pidió un aula. Su alumna ya había llegado. Nos dieron una en la planta principal, rodeada por un pasillo en constante movimiento. Entramos y Stuart cerró de un portazo.
-Bloody Hell! I hate this place.
-So why are you working here?
-I need the money. What about you? You're not the typicall pupil at all...
-Your boss cheated my mother.
-I see.
Volvimos a reír. La "marijuana" de Stuat hizo efecto. Hacía tiempo que no me pillaba un colocón tan agradable. Intentamos seguir el temario que me correspondía pero nos resultó imposible. Estallábamos en carcajadas cada dos segundos. Opté por distraerlo. Le pregunté que dónde coño se había metido. Me dijo que había estado preparando a un grupo para el examen oficial. "Empresarios gilipollas en traje", dijo" ojalá les suspendan." con una media sonrisa le dije le había echado de menos. Él me miró asombrado y con ternura me revolvió el pelo. "Yo también a ti, punkita."
Continuamos charlando de series, libros, del cierre de Megaupload. La conversación derivó en películas porno; pero no fui consciente de ello hasta que le describí con detalle la escena de una orgía de la última peli guarra que había visto y noté como se ponía rígido sobre su silla, y como, también, se le ponía rígida la polla bajo la tela gris de su pantalón. Me acerqué a él casi sin pensar y mordí sus labios ingleses.
-Hay algo que...- dijo con una mirada lánguida- Estoy prometido con una hermosa latina. Nos casaremos en Diciembre. La amo pero...
-Lo sé. Nos lo contaste el primer día.
-Creí que no me habías entendido.
-Hice como si no lo hubiera pillado, pero sí. No me importa, Stuart. ¿Tú qué piensas? No quiero obligarte a nada que no...
No pude terminar la frase. Me agarró del brazo y volvió a besarme.
-Sólo puedo pensar en ti desnuda, punkita.
Cerró las cortinas e intentó echar el pestillo, pero estaba roto. Me tumbó encima de la mese y arrancaba mi ropa como si le quemasen las manos.
-Espera- le frené-, hay algo que quiero que hagas por mí. Enséñame el tatuaje de tu brazo, ése que dices que no quieres que nadie vea.
-Tú misma.
Le quité la chaqueta y deslicé la camisa morada por su torso, tan pálido, como si de un velo y de una bailarina del vientre se tratara.
Su antebrazo blanco nuclear estaba manchado por líneas negras que rezaban
Every angel is terrible
Me miró gravemente.
-Es un verso de...
-Rilke- le corté, absorta en las palabras de su piel- La primera Elegía a Duino.
Se abalanzó sobre mí como un animal desbocado y susurró "You're so fucking amazing". Me besaba, acariciaba y lamía como un pobre loco. Su cuerpo palpitaba acelerado. El tránsito de gente por el pasillo, el morbo a ser descubiertos y el cumplir la fantasía de montármelo con un profesor me ponían a mil. Notaba cómo nos íbamos derritiendo a la vez. Estaba a punto de estallar.
-¡Fóllame, Stuart!- le rogué bañada en su saliva y su sudor.
Se colocó frente a mí, con su polla apuntándome como un fusil. Me tapó la boca con su mano y tras la primera embestida, me dijo:
-In English, please.

No hay comentarios:

Publicar un comentario