Los vivos, los amantes, los rebeldes, los locos, los luchadores, los pasionales, los sensibles, los mágicos.

jueves, 28 de junio de 2012

Mi cuerpo es un campo de batalla


Se dice del siglo XX que es la época de las grandes revoluciones femeninas: sufragio universal, emancipación de la mujer, divorcio, acceso a la universidad y puestos de trabajo anteriormente exclusivos de los hombres. ¿Pero qué ocurre con nuestra naturaleza maternal? La polémica generada con la aprobación de la Ley del Aborto, ha sacado a la luz voces en contra que dejan de ser opiniones personales y que se convierten en ataques contra la dignidad femenina. Tanto las relaciones íntimas como el embarazo, son factores que se reducen única y exclusivamente al ámbito de la pareja, y en el segundo caso, al criterio de la mujer. La situación laboral, personal, económica y los principios personales son puntos determinantes a la hora de decidir si la mujer desea o puede acceder a la maternidad, por lo que el resto de juicios de valor ajenos que se hagan desde fuera carecen de sentido. En una sociedad moderna, democrática y libre los debates de este cariz ni siquiera deberían ser planteados, por muy líder religioso que uno sea. Si nos abanderamos con la concepción de igualdad que sea de un modo real y legítimo: no dudemos de la capacidad del género históricamente reprimido para actuar sobre el transcurso de su vida y de su realización personal como buenamente le parezca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario