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martes, 24 de mayo de 2011

Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir

Los entresijos de la Spanish Revolution


Hablar de Sol estos días es repetitivo. Las concentraciones masificadas en todas las plazas españolas (y ahora extendidas por la mayor parte de Europa) no suponen ninguna novedad en los temas de conversación.
El movimiento surgió de la ciudadanía y corre como la pólvora. Después de esta semana de reflexión, Madrid se ha convertido en el centro neurálgico del pueblo indignado, las asambleas dispersas al principio se coordinan mediante plataformas, y la gente grita menos y piensa más.
Pero aún quedan escépticos y detractores, y en este caso, los Medios de Comunicación son los únicos culpables de malmeter a los indecisos. Han hecho una excelente labor de desinformación y manipulación. Bravo. Primero, ciertos vespertinos de una línea ideológica marcada no dudaron en vincular al movimiento con todos y cada uno de los partidos políticos con el fin de redirigir la campaña electoral cuando, repito, son movimientos ciudadanos voluntarios. También se acusó de querer boicotear un mítin que Rajoy y Cospedal dieron el Viernes en una población, cuando la plataforma de dicho lugar dejó claro desde el primer momento que todos los actos se realizarían en la plaza de costumbre y se reafirmó como un movimiento pacífico. Lo más chocante de esta noticia, que los manifestantes se tomaron a broma, fue que la publicó un periódico local por la tarde y la Agencia EFE la corroboró por la noche según "fuentes próximas a la Junta Electoral". Este hecho obligó a la plataforma a enviar un comunicado para desmentirlo, aunque su idea inicial era publicar únicamente en redes sociales. Pero el asombro y el enfado llegaron cuando se escribió que dichos movimientos eran una estrategia del Centro Nacional de Inteligencia o incluso, llegaron a vincularlos con ETA. Acusaciones muy graves que no arrancaron tantas carcajadas.
La manipulación mediática no es el único problema, ni mucho menos. Sol es un hormiguero humano donde cuesta hasta respirar aire que no esté contaminado de humanidad. No me quejaría si todas ésas personas estuviesen allí por la revolución social. Tristemente, no es así. La mitad de los que abarrotan Sol lo hacen por el morbo de las masificaciones humanas, o como excusa para hacer botellón. Ayer, alguien dijo: "No estamos aquí para beber, sino para empezar a vivir". A todas aquellas hormiguitas que se dedican a quitar espacio vital en la plaza, mientras repiten consignas como gramolas y se hinchan a cerveza, para pavonearse después de que ellos forman parte del movimiento, les aconsejo que se pasen por las calles aledañas a Sol o por las distintas plazas madrileñas donde tienen lugar las asambleas ciudadanas. Es allí donde se fragua el cambio social. He podido acudir a algunas y en media hora de micro abierto he descubierto más de política, educación, sociedad o pensamiento que en casi 20 años en las instituciones de educación estatal. Tenemos que aprender a escuchar para poder plantear soluciones factibles.
Los distintos comités están tomando una forma determinada para ser capaces de enfocarse a problemas específicos y ser, de este modo, más eficaces. Anoche, alguien se quejaba del "elitismo" de alguno de estos comités, a lo que un chaval respondió:
-Aquí los únicos elitistas que hay son los que se han pasado el día preparándonos la comida y limpiando la plaza.
Se ha dejado claro desde un primer momento que la igualdad prima ante todo, y que todas las palabras son válidas, salgan de la boca que salgan.
Es fantástico ver cómo la solidaridad y el compañerismo florecen independientes. Es precioso ver cómo la organización ciudadana funciona perfectamente con suavidad y que, a pesar de la comida fría y las noches dormitadas en el suelo que dibujan ojeras, las sonrisas y los aplausos ante las buenas propuestas no cesan.
Se ha tomado la decisión de continuar con el movimiento después de las elecciones ante su buena acogida y para que no se les tache de electoralistas. La mayoría ha declarado que no piensa parar hasta que no se consigan cambios reales. Os invito a todos a seguir acudiento y participando, porque es nuestro momento. Es El Momento.
Si aún no estáis convencidos, os transcribo las razones que algunos de los asistentes emplearon para justificar su presencia. Un treintañero argumentaba: "Estoy aquí porque estoy harto de ver a la gente que me rodea llorando. Veo llorar a amigos que se matan a estudiar para presentarse a una oposición compitiendo con otros 10.000 por un puesto de trabajo, veo llorar a los que se levantan a las 6 de la mañana para ir a trabajar y no llegan a fin de mes, veo llorar a quien lleva a su padre anciano al hospital y le dejan tumbado en mitad del pasillo, veo llorar a los que les han quitado su casa, veo llorar a mi padre que con 65 años tiene que seguir subido en el andamio otros dos más, veo llorar a los que sufren el enésimo ERE. Todas esas lágrimas de dolor y trabajo significan un tanto por ciento más que se dedica a que los políticos vuelen en primera, para que aumenten los salarios de los grandes empresarios. Y ahora, quizá nos hemos quedado secos de tanto llorar, pero hemos creado una locomotora y no lo va a parar nadie. Lo más difícil es comenzar, pero ahora, ya va todo seguido. Hay que seguir para que esto aumente día a día".
Un chaval joven contaba: "Me quitaron la casa, la embargaron, porque la casa no era mía, sino del banco. Entonces, decidí sacar el dinero del banco y estoy mejor. Cuanto menos tengamos, menos nos podrán quitar. Nunca he creído en las manifestaciones ni que pudieran servir para nada, pero esto es diferente, porque no nos convocan ni partidos ni sindicatos, somos personas normales y corrientes".
Ana dijo que acudió porque quería otro tipo de ciudad y que estaba harta de que todo estuviera prohibido: "Todas las cosas bonitas no se pueden hacer porque no hay dinero y, luego, se gastan la pasta en hacer banderolas electorales que nadie mira. Estoy harta de que gente brillante esté sin trabajo, mientras gente incompetente se llena los bolsillos. Dicen que somos antisistema, pero yo no soy antisistema, el sistema es antiyo"





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