Los vivos, los amantes, los rebeldes, los locos, los luchadores, los pasionales, los sensibles, los mágicos.

jueves, 18 de octubre de 2012

Sonrisas largas

¿Qué es? Sino la calma que me aboca a un universo de sensaciones.
Un océano gris perla, mate, mojado de mercurio que se expande descarado en estos días oníricos de verano.
Porque es un sueño. En su totalidad. Ya ni siquiera me planteo "Is this real life?"
Sé a ciencia cierta que no.
Que es un jodido sueño al que he descendido no sé muy bien cómo. Es un puto sueño, no hay duda.
Mi teoría está fuertemente motivada: Freud se ha colado sin permiso y, cuando despierte, le obligaré - a punta de navaja, si fuera necesario- a pedirme perdón.
La felicidad es inefable, incluso intangible; y estas horas se suceden caprichosas impregnadas de ella.
Llevo días sin poder dormir en paz,
las pesadillas caen violentas, en diluvio,
cuando Morfeo emplea sus tretas conmigo.

Sólo esquivo las pesadillas cuando comparto colchón con él. Y, entonces, apenas dormimos. El cuarto nos atrapa entre gemidos, saltos de vinilo y humo. Nos besamos en el sofá, que si mis labios son infinitos, que si contacto bucal imposible de deshacer, que si qué. Es imposible dejar de besarte.
Me va sobrando la ropa. Veo mi cuerpo como en el reflejo de la ventana de mi habitación. Le miro, y veo como me mira, entre abrumado y hambriento. Me excito sólo con observarle. Adora mis senos que se vuelven repostería panadera. Cae violento a devorar la guayaba y sufro con su lengua dulce, intensa. Sigo el recorrido de su torso. Saboreo golosa, niña agradecida.
      Y el impacto. El cataclismo. Bombea y envuelve. Mi garganta se rompe en grumos. Mis instintos me transforman en una diosa carnal, en la estrella del porno. Duro, caliente al comienzo. Terminamos diluídos, aún calientes. Caemos en los fragmentos de Cortázar, en las elucubraciones hechiceras, en las canciones de reggae lluvioso. Huele a látex y a densidad.

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