A veces siento que me quiero morir.
Cuando no es su boca, son sus brazos.
Ambos nos impregnamos de sangre ajena.
Ritual místico
completo.
Las mariposas son explosiones en el pecho.
Luchas encarnizadas
de un pasado guerrero.
Aullidos de lobo al amanecer.
-Ven, abrázame.
¿Acaso podría no hacerlo?
La calma llega al despertar
a cualquier hora intempestiva
y descubrir nuestros labios
pegados,
deshaciéndose juntos como gelatina caliente,
tras una larga jornada
de besos
cuerpos
besos
besos
besos...
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