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jueves, 26 de enero de 2012

El hombre que susurraba a las palomas - Pablo Hásel



"Apareces en cualquier rincón que requiere a tu pan mojado
como buscando una metáfora a las alas rotas del pasado.
Maldiciendo la ciudad y a los sinvergüenzas que la dirigen
soltando a volar verdades por una erosionada laringe.

Sabe bien encontrarte en cualquier parte y escucharte,
No todos saben acerca del arte, de no asustar a las aves
Y ya ves, no todo se aprecia en las llaves de lo bonito
creo que tus amigos vuelan más alto y a cantar te incito.

Demasiado acostumbrado a hablar solo en el abismo
porque cuando no hay palomas no te perdonas a ti mismo.
Examinas cada rincón de las plazas olvidadas
como si las golondrinas fueran tus selectas invitadas

Los niños creen que ves hadas y por eso susurras tanto
cuando realmente buscas drinos que acompañen tu llanto
Parece que buscas a alguien pero no sabes a quien,
hace tiempo que no te veo, espero que estés bien.

Hace tiempo que no te veo en el lugar de siempre
y eso me hace pensar que ya te fuiste
o igual te han metido en un loquero esos cabrones.

Por fin Ángel, que menos que esto.

Vuelves a estar malhumorado porque en aquel restaurante
no te han dado pan y gritas que merecen una bomba delante.
¿Cómo vas a entender el egoísmo cuando dedicas tu vida
a cuidar miles de aves lejos de una jaula podrida?

Tienes un aire a Clint Eastwood que te hace un conquistador
de las vagabundas que juntas se preguntan por tu calor.
Cuántos amaneceres te encontré resacoso de camino a casa
preguntándote: ¿Ey que pasa?, respondiste: ¿Quién eres?
Porque olvidas los rostros, pero no los nombres que les pones
a los pajarillos que picotean de tus desbocadas emociones.

Pese a tu atormentada existencia transmites paz
será que ando enamorado de los humanos sin disfraz.
Se que una vez muerto quisieras que devoraran tu cuerpo
para que así parte de ti volara con ellos por el cielo.

Si los pájaros hablaran te harían una canción mejor
pero este es mi homenaje, Ángel, no me tengas rencor.

La “gente normal” me enseña pocas cosas,
aprendí más del hombre que susurraba a las palomas.

Prefiero un perro callejero que ladra a lo establecido

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